La semana pasada fue una legendaria parota en Conchas Chinas, la siguiente un mango en la aún arbolada zona de Fluvial. Cada semana ciudadanos y activistas denuncian a través de redes sociales cómo los árboles de la ciudad son talados en medio de la impunidad y la ignorancia institucional.
Estos no son hechos aislados. Según la organización Global Forest Watch (dedicada a monitorear incendios y deforestación en tiempo real) Puerto Vallarta ha perdido 53.6 hectáreas de cubierta árborea en los últimos diez años. Esta pérdida equivale a emitir 14.4 kilotoneladas de dióxido de carbono; mientras que en términos de superficie, la pérdida supera al tamaño del centro tradicional del Puerto, según el doctor Alfonso Baños, académico de la UdeG y experto en el ordenamiento del territorio.
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La ley favorece la tala indiscriminada
Los grupos ambientalistas del puerto concluyen que las pérdidas arbóreas continuarán pues los árboles endémicos estorban a los desarrolladores inmobiliarios que no hacen ningún esfuerzo para integrarlos al diseño arquitectónico y conservar sus servicios ambientales. Por otro lado, además de la colusión entre el poder económico y político, el Reglamento municipal de Ecología es muy laxo y hace que relativamente fácil deshacerse del arbolado pues prácticamente deja el tema en manos de los privados.
Según el documento los propietarios interesados en podar, retirar y transplantar árboles deben :
- Solicitar permiso por escrito al ayuntamiento
- Recibir la visita de inspectores municipales quienes dictaminarán si procede la solicitud, determinarán los métodos para hacerlo y establecerán compromisos para reparar el daño.
- Los trabajos podrán ser realizados por los mismos propietarios o bien por el personal de Servicios Públicos Municipales, previo pago de la cuota correspondiente.
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