El auge del turismo en Puerto Vallarta ha impulsado la economía local, pero también ha profundizado la desigualdad. Mientras unos descansan en los resorts con la mirada puesta en el mar, otros sobreviven en las antípodas: los barrios de la periferia. Ahí se asienta la población en territorios irregulares, cerca de los cerros: sin agua, electricidad o internet y sin vista al mar. 

El contraste no es sólo económico, sus causas se derivan de la organización del territorio, resultado de decisiones políticas y sociales que moldean el espacio de acuerdo con la profesora del Departamento de Estudios Regionales- INESER del (CUCEA), doctora María Amparo del Carmen Venegas Herrera.

“El espacio se conforma por niveles políticos y sociales: hay lugares para los obreros, sacerdotes, científicos, es decir, la ocupación segrega o fragmenta las ciudades”, explicó Venegas Herrera.

Por ejemplo, ciudades como Ocotlán o Ciudad Guzmán tienen vocaciones específicas, industrial o comercial que impulsan su desarrollo. Y, como ocurre con Puerto Vallarta, tienen características especiales que la diferencian dentro de la misma.

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Las antípodas del turismo en Puerto Vallarta 

Este patrón de segregación también se manifiesta geográficamente. Desde la década de los años sesenta, en la costa vallartense, el desarrollo urbano se concentró en la cabecera municipal conocida como Zona Romántica. Hoy en día, alcanza varios kilómetros de sur a norte hasta la frontera con Nayarit con desarrollos hoteleros nacionales e internacionales.

“Los desarrollos turísticos no sólo los segregan, también fragmentan, es decir, a lo largo de la ciudad hay dos bloques de desarrollo que nos dice cuán fragmentada está la ciudad”, explicó la investigadora.

Esa línea está presente en las colonias de la zona oriente del puerto que, como en los desarrollos hoteleros, la opulencia tiene su contraste con las zonas segregadas.

“Estas zonas están cerca de las laderas de los cerros en terrenos ejidales o sin permisos, es decir, irregulares, donde la gente encontró un lugar para vivir y, al mismo tiempo, cerca de su empleo”, describió Venegas Herrera.

Para comprender con mayor detalle las condiciones que enfrentan quienes habitan estos espacios, la doctora Venegas Herrera elaboró el estudio Segregación Socioespacial en el Área Urbana de Puerto Vallarta, Jalisco, 2020, publicado en 2024.

En él, analiza la desigualdad desde múltiples dimensiones clave como la educación, la salud y las condiciones de vida como el hacinamiento, agua potable y la carencia de electrodomésticos como síntomas de proletarización.

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Más de la mitad de vallartenses viven en zonas segregadas

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En 2020, las zonas segregadas de la ciudad concentraban más de 141 mil habitantes, equivalentes al 51 por ciento de la población total de más de 277 mil de acuerdo con el estudio de Venegas Herrera.

“La segregación socioespacial en Puerto Vallarta ha aumentado por el acceso desigual de las oportunidades que brinda el turismo. El empleo, las propinas y los pagos en dólares son algunos beneficios. Sin embargo, continúan las condiciones de segregación de los lugares donde viven estas personas”, concluyó Venegas Herrera.

Radiografía de la desigualdad del turismo en Puerto Vallarta

  • Se destaca que en las zonas segregadas entre el 15 y 33 por ciento de la población de 3 a 14 años no asiste a la escuela
  • En cuanto a la afiliación a servicios de salud, hay zonas donde sólo cuatro de cada diez hogares no cuenta con ese servicio; y hay zonas donde 9 de cada diez no lo tienen. En los hogares cercanos a los cerros, hasta el 76 por ciento de las casas, la mujer es la principal responsable del hogar.
  • Respecto a las condiciones de vida y servicios públicos, el promedio de ocupantes en viviendas es de 4 a 5.36 personas, dependiendo de la zona. Más de la mitad de las casas tienen un sólo dormitorio. Y del total de viviendas, cuatro de cada diez tienen tinaco.
  • En la dimensión de proletarización, sólo tres de cada diez hogares cuentan con electrodomésticos como lavadora, microondas y computadora personal. En cambio, seis de cada diez usan celular. Y respecto a los servicios de entretenimiento seis de cada diez tienen internet, y cuatro de cada diez televisión de paga. Sólo dos de cada diez tiene servicios de streaming y uno de cada diez tienen consola de videojuegos. 

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Estas cifras no sólo evidencian carencias materiales; también reflejan una ciudad donde las decisiones de desarrollo han excluido históricamente a una parte importante de sus habitantes.

El turismo en Puerto Vallarta ha provocado una ciudad sin planificación

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La investigadora destacó que se habla más de la cuestión socioeconómica y de la calidad de vida de los habitantes y menos de cómo determinar la segregación.

“Nos damos cuenta que existe y que cada vez es más marcada en las grandes ciudades. En el caso de las portuarias o turísticas, se ve mucho más esta segregación por las grandes inversiones extranjeras en esos lugares”, dijo.

Entre las causas de los efectos del turismo, está la falta de planeación, de organización de las ciudades y la corrupción de los gobiernos.

“La relación entre la corrupción, la forma en cómo se gobierna y la construcción de las políticas públicas nos lleva a este tipo de segregaciones y que es un patrón notorio en las zonas turísticas de México”, detalló la investigadora.

La falta de planeación impacta la calidad de vida de las personas residentes desde hace generaciones y en quienes migran para ganarse la vida con la derrama de empleo.

“En este sentido, el beneficio directo del trabajo es el dinero; lo negativo es que los habitantes de las zonas segregadas quedan fuera del desarrollo de la ciudad”, explicó.

Así, los residentes no tienen acceso a derechos básicos como en las zonas turísticas tales como calles en buen estado, agua potable, servicio de internet, escuelas, servicios de salud, entre otros.

Para Venegas Herrera es necesario que los gobiernos diseñen políticas públicas que atiendan las necesidades de la población, pues no sólo se trata de reducir la brecha de la segregación, también de la pobreza y la marginación social. Son problemáticas ligadas al modelo mismo de desarrollo urbano, donde la riqueza que genera el turismo no se distribuye más allá de la franja costera.

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