La Costa de Jalisco es megadiversa pero solo unas cuantas personas trabajan activamente en su conservación. Luis Eugenio Rivera es una de ellas. Desde Autlán, el profesor investigador —especialista en escarabajos y adscrito al Centro Universitario de la Costa Sur—ha tenido que convertirse súbitamente en un experto en manejo de fauna silvestre pues ninguna institución ha mostrado voluntad para hacerse cargo del problema que Rivera advirtió desde hace tres décadas: 

Cuando llegué a esta región en 1987 me di cuenta que nuestra Costa, tanto el Sur como el Norte es muy rica, es increíblemente diversa, en flora y en fauna. Como jaliscienses debemos sentirnos orgullosos pero muchas personas desconocen que Jalisco está en el sexto lugar en biodiversidad a nivel nacional y que esta riqueza natural, hablando específicamente de la fauna, no está valorada por muchos”.

Esto se debe en parte a que las instituciones encargadas de proteger la diversidad regional despachan desde las grandes metrópolis: “Por ley le toca al gobierno federal, le toca a Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. La fauna silvestre es un bien natural nacional y entonces ellos son los que tienen que actuar pero te encuentras con que los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (CIVS), dependientes de la Semarnat tenían su sede en Guadalajara. Imagínate cuánto les llevaba atender un reporte. La situación se fue agravando a finales del sexenio priísta de Enrique Peña Nieto que cerró los CIVS estatales”, lamenta el profesor. 

Fue así que en 2007, con el apoyo de 4 estudiantes, fundó la Unidad de Rescate de Fauna Silvestre de la Costa Sur que actualmente atiende reportes de 30 municipios sin apoyo económico de ninguna institución: “Desde Mascota y Talpa, hasta animales de Tuxpan, Ciudad Guzmán, Zapotiltic. He recibido ya hasta animales del estado de Colima”. 

Al toro por los cuernos

Rivera nunca imaginó que estaría liderando uno de los esfuerzos importantes de conservación de fauna más importante en la región. Dice que fue algo espontáneo.


Es como si de repente te avientan al centro del ruedo y te das cuenta que tienes enfrente a un animal de 500 kilos y tú no tienes ni el entrenamiento ni la capa ni nada. ¿Qué es lo que haces? ¿Corro, renuncio y aviento la toalla? o ¿Me agarro de los cuernos y aunque me zangolotee y a ver como sacamos esto adelante?.


Optó por lo segundo y desde entonces he tenido que ir aprendiendo sobre diferentes técnicas de rescate de animales.


Yo soy biólogo. Yo nunca tuve en mi carrera alguna materia o curso que fuera sobre manejo de fauna. He tenido que aprender aspectos veterinarios, yo no sabía absolutamente nada: mis 30 años de profesionista eran en el mundo de los escarabajos y de repente me encuentro con que tengo que manejar águilas, víboras de cascabel, jaguares o linces. Ha sido arduo y complicado pero también satisfactorio; y muy triste cuando el animal muere en tus manos o cuando no queda más que dormirlo, dice.

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Un sueldo de profesor no alcanza para proteger a la fauna de la costa

A pesar de las satisfacciones, a Rivera le preocupa el sostenimiento económico del proyecto pues al no haber apoyo institucional, la mayoría de los gastos corren por su cuenta.


“Mi salario de profesor ya no me alcanza, ahora sí ¡ya no me alcanza! Son gastos que se generan por semana, por ejemplo si yo recibo una llamada y tengo que salir por un animal que está a dos horas de distancia pues eso ya me implica gasto de gasolina que sale de mi bolsillo», dice el investigador.


Además, explica, se tiene no solo que rescatar al animal, hay que construir jaulas mientras se recupera, alimentarlo, comprar medicamentos, sacar radiografías, pagar gastos veterinarios. Lamentablemente, ahí no termina el trabajo.

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Algunos animales no pueden volver a liberarse porque quedan con algún tipo de discapacidad, lo que disminuye dramáticamente su capacidad de sobrevivencia.


«No existe en toda esta región algún lugar, santuario, zoológico que reciba animales, menos mutilados. Se tienen que quedar aquí en casa, con la anuencia de la autoridad, porque animal que recibo, animal que notifico a las autoridades pertinentes”, aclara.


Por supuesto, los momentos de crisis llegan. Son entre dos y tres personas atendiendo a los animales y hay períodos en los que pueden llegar a tener hasta 40 tlacuaches huérfanos o 30 tecolotes pigmeos que hay que cuidar y alimentar.

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Si Rivera y su equipo han salido adelante, es gracias a la difusión en redes sociales y el apoyo solidario de la ciudadanía.

La solución: Centros Regionales de Rescate de Vida Silvestre

De acuerdo con el experto, lo que Jalisco necesita son Centros Regionales de Rescate de Vida Silvestre que contarían con apoyo económico y material de la federación, del estado “porque al final es un recurso que está en Jalisco”, y de los municipios donde el centro tuviera acción. Los recursos humanos los pondría la Universidad de Guadalajara que tiene “la planta académica e investigadora, así como estudiantes que podrían hacer su servicio social o prácticas profesionales. Ese sería mi sueño dorado pero hasta ahorita no habido respuesta favorable a ese tipo de planteamiento”.

Conservar el planeta requiere cuestionar las creencias de nuestros abuelos

Paralelamente Rivera entendió que debía trabajar en la raíz del problema:  el desprecio irracional hacia todo lo que no se parece a nosotros los humanos.

Empiezo a tratar de ver con mis estudiantes por qué esa tirria, esa fobia, y te das cuenta de que aparte de la herencia que traemos de los abuelos, de los papás, también tiene que ver con la falta de conocimiento. Puedes tener cierto nivel de educación pero si no tienes conocimiento sobre ese animal que estás viendo, tu instinto te va a hacer que lo mates. Yo preguntaba a mis estudiantes ¿Bueno y por qué matar a ese animal? y la típica respuesta es: porque está feo.

Ha sido particularmente difícil cambiar la mentalidad en torno a 4 tipos de animales pues son protagonistas de mitos y tenebrosas leyendas:

  • Serpientes. Persona que ve a una serpiente, persona que la mata. Pero no todas son peligrosas: “automáticamente la gente dice que es una víbora. Cuando decimos víbora nos estamos refiriendo a una serpiente venenosa, si decimos que es una culebra estamos hablando de una serpiente que no tiene veneno; sí puede morderte pero no tiene veneno”.
  • Arácnidos. Es un mito que “cualquiera que te encuentres hay que matarlo porque son muy peligrosos, extremadamente mortales”.
  • Murciélagos. Existe la creencia de que son “sinónimo de vampiros y es erróneo: sólo tenemos una especie que es hematófaga”, los demás comen frutas, hojas, flores y néctar, y juegan un papel importante y benéfico para la humanidad.
  • Aves rapaces nocturnas. Lechuzas, búhos y tecolotes a quienes se les relaciona con la magia negra y las brujas.