El inicio de las lluvias representa un desborde de vida silvestre, por eso, especies como el Cocodrilo de Río eligen esta temporada para nacer: «cuando empiezan las lluvias empieza a ver un montón de insectos, por ejemplo, y las crías de cocodrilo, se alimentan de insectos principalmente, nacen justo cuando hay mayores fuentes de comida», explica Ricardo Adrián Ojeda Adame, estudiante de doctorado en la Universidad de Guadalajara y divulgador científico en Camarada Cocodrilo.
Pero este desborde de vida silvestre genera problemas para los humanos pues con la lluvia los cuerpos de agua crecen, los ríos tienen más corriente y arrastran a muchos de estas crías de cocodrilo. Es por eso que en esta época es común que aparezcan en domicilios. La recomendación en estos casos es guardar distancia y llamar a Protección Civil pues aunque las crías parecen inofensivas, no son buenas mascotas, explica Ricardo.
Las corrientes de agua ocasionadas por el temporal también arrastran a ejemplares adultos a las playas. Estos sucesos tampoco deberían ser motivo de alarma y las indicaciones son las mismas: no acercarse y respetar las indicaciones de la autoridad correspondiente. En el caso de Bahía de Banderas, Protección Civil, izará una bandera morada para informar a los bañistas la imposibilidad de nadar en esas aguas.
Los cocodrilos sobreviven a la voracidad inmobiliaria
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Los cocodrilos habitan el planeta desde hace 250 millones de años. Sobrevivieron a la glaciación, al meteorito que extinguió a los dinosaurios y a la caza que entre 1940 y 1990 casi lo lleva al borde de la extinción. Ahora, intenta sobrevivir a la pérdida de hábitat que es devorado rápidamente por la industria turística e inmobiliaria. En el caso de la Bahía de Banderas, la especie ha perdido el 90 % de su territorio y la población de cocodrilos se reduce a apenas 200 ejemplares.
Un ritual de apareamiento perfectamente calculado
El éxito de la supervivencia de esta especie radica en su gran capacidad de adaptación y cuando se trata de su reproducción, no dejan nada al azar. Ricardo ahonda más en el proceso:
«Aproximadamente a finales de noviembre y hasta marzo es la época de de apareamiento: los machos, principalmente, empiezan a hacer el ritual de apareamiento, empiezan a hacer ruidos y movimiento del agua. Para estas fechas, las hembras ya comenzaron a visitar las zonas de anidación, empezaron a limpiarlas y a quitar vegetación para dejar lista la playa de arena donde van a depositar sus huevos».
A diferencia de las tortugas marinas, cuyo proceso de anidación culmina cuando depositan sus huevos y vuelven al mar, las hembras cocodrilo vigilan su nido durante todo el temporal de incubación. Por eso es importante en estas fechas no acercarse a los nidos (si es que uno los tiene localizados) o tener mucho más cuidado al estar cerca de manglares o en zonas donde hay cocodrilos pues las hembras podrían ponerse agresivas para proteger sus huevos.
Cuando llega la temporada de lluvias y los huevos eclosionan, la hembra abre el nido y va retirando a las crías para llevarlas al agua. Cerca del nido, las hembras establecen guarderías donde cuidarán a sus crías durante uno o 3 meses, máximo. Después de ese periodo, los pequeños cocodrilos deben sobrevivir por su cuenta.
Los cocodrilos también son depredados
Durante este tiempo la hembra los cuida principalmente para evitar que sean depredados por otra especie pero si fracasa en este propósito, sigue siendo parte natural de este desborde de vida. De adultos, los cocodrilos pueden ser seres intimidantes pero al nacer, no miden más de 30 centímetros por lo que son fácilmente cazados por peces, garzas, serpientes, mapaches o tejones. «Muchos animales dependen de que haya huevos y crías de cocodrilo para sobrevivir. Entonces, como con las tortugas, puede que de un nido solo sobreviva una cría, pero con uno que sobreviva, es suficiente para que se convierta en adulto y se reproduzca». Un cocodrilo alcanza la madurez cuando alcanza alrededor de dos metros y medio, para lo cual tienen que pasar entre 15 y 20 años.