El zoológico Guadalajara logró reproducir al primer ejemplar de esta especie microendémica de Puerto Vallarta. La buena noticia contrasta con la acelerada urbanización de su hábitat.

El Zoológico Guadalajara logró el primer nacimiento de una tortuga casquito, una especie en peligro crítico de extinción oriunda de Puerto Vallarta. La reproducción exitosa de la tortuga más pequeña del mundo representa un avance científico emocionante, sin embargo se da en contraste con la acelerada pérdida de su hábitat: los afluentes y arroyos cercanos al Río Ameca en la delegación Ixtapa, una de las zonas que es devorada por el crecimiento urbano y turístico.
“Migaja”, la primer tortuga casquito nacida en cautiverio
El 30 de junio de 2025 nació Migaja, la primera tortuga casquito (Kinosternon vogti) en el Zoológico Guadalajara. A los dos meses, ya pesaba 2.8 gramos y medía dos centímetros. Su nacimiento da esperanza sobre su supervivencia en un hábitat que padece la presión urbana, la contaminación, los incendios y el tráfico de especies. La condición de esta especie, famosa por ser “la más pequeña del mundo”, se agravó tras el robo de 55 ejemplares el pasado mes de enero.
De acuerdo con el herpetario del Zoológico Guadalajara, la incautación de 37 ejemplares por SEMARNAT fue el inicio de este proyecto de reproducción en cautiverio.

“Quisimos empezar a trabajar con esta magnífica especie. Algunas organizaciones se están encargando de extraer estos animales, salvarlos para evitar que lleguen a sufrir algún daño. Éstas buscan instituciones para el cuidado de estos animales y llegan a nosotros con la propuesta. Nos trajeron los ejemplares para encargarnos del cuidado y de protección de ellos”, dijo Jordan Meza, miembro del herpetario.
Se trata de un avance científico que genera información básica: hay pocas investigaciones de la especie y, con la nueva información, se contribuirá con otras instituciones a favor de la nueva especie.
“Para nosotros sólo representa un escalón más, ni siquiera es un gran salto; sin embargo, es un escalón que necesitamos para generar información sobre esta especie”, explicó.

Cómo reproducir una especie de la que se sabe tan poco
El logro del nacimiento ha implicado al personal del Zoológico superar una serie de retos. El primero fue averiguar cómo generar la incubación.
“Con los ejemplares que nos llegaron, generamos un espacio con las condiciones similares a su hábitat. Cuando se sintieron en condiciones idóneas, cómodas, empezaron con el cortejo”.
Tras la cópula, tuvimos la oviposición y el nuevo reto fue cuidar la incubación de los huevos. No existe información y no se pueden hacer comparaciones con especies similares: hay ejemplares que requieren de 60 o hasta 90 días, 7 meses inclusive, para la incubación.
“Fuimos viendo cómo podía darse la incubación. Lo que al final funcionó fue generar tres periodos”, relató Jordan Meza.
Uno consistió en la incubación inmediata a la oviposición. Posteriormente , simularon un periodo de diapausa.
“Es un descenso en la temperatura, simulando la temporada de secas de Puerto Vallarta. Después, aumentamos la temperatura poco a poco, también la humedad, y regresamos a la incubación. Finalmente tuvimos el nacimiento de esta cría”.
La alimentación de la cría fue el siguiente reto. Su primer alimento fue daphnia magna, un crustáceo dulceacuícola.
“Después de eso ofrecemos una gelatina que elaboramos en el acuario del Zoológico. Esa viene con pellet de tilapia que contiene vitaminas, minerales, nutrientes en general. También se le ofreció tenebrio”, detalló.

El reto: incrementar variabilidad genética de los ejemplares
Por el momento, Migaja, que ya cumplió dos meses, seguirá en un ambiente aislado, sin contacto con sus padres. El otro de los retos, el biólogo y el equipo tienen la sospecha de un alto entrecruzamiento, es decir, están muy emparentados entre sí.
“Hay poca variabilidad genética entre los grupos de tortugas lo que también afecta la proliferación de los huevos y la poca fertilidad de los mismos”
Es decir, las tortugas casquito presentan muy poca variabilidad genética, lo que reduce tanto la proliferación como la fertilidad de los huevos. Al haber tan poca diversidad genética, las crías que nacen son menos fértiles o en menor cantidad.
“Por el momento se va a quedar separada hasta que hagamos un estudio genético para identificar específicamente la genética de la tortuga y, con esta base, fortalecer la genética una proliferación de los huevos”, explicó.
Es urgente proteger y restaurar el hábitat de la tortuga casquito


El decremento de estos ejemplares se debe a la destrucción del hábitat por el crecimiento urbano, poblacional y por el turismo que hay en Bahía de Banderas.
“Esta especie es microendémica, solamente se encuentra en una sección cerca de la Bahía donde corre este gran río Ameca, y en los cuerpos de agua aledaños pequeños riachuelos en este espacio es donde encontramos a este grupo de tortugas”.
Jordan propuso que, para favorecer a la especie, habrá que generar áreas naturales, cuidar las que todavía quedan o propiciar un nuevo espacio donde las tortugas puedan vivir.
“Además, buscar nuevos espacios dentro del mismo ambiente donde podamos liberarlos a los nuevos ejemplares o tener un espacio donde estén protegidos, resguardados y fuera de cualquier tipo de peligro”, propuso el experto.
También esperan que el nuevo conocimiento llegue a Puerto Vallarta para que aprendan de la tortuga casquito.

“Esperamos que se hagan las preguntas que nosotros nos hacemos ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué debemos cuidarla? El hecho de que la especie esté en peligro por el crecimiento urbano y el tráfico ilegal.
