La asociación civil Ecología y Conservación de Ballenas (ECOBAC) registró a una ballena jorobada de entre 1 y 2 años con 7 heridas de propela. El hallazgo se realiza en la tercera semana de avistamiento turístico de estos mamíferos.

“Nuestro corazón está roto al encontrar a esta joven ballena de tan solo 1 a 2 años de edad con 7 cortes de propela y toda golpeada. La embarcación involucrada debe haber sufrido daños. ¡El golpe fue muy fuerte!”, comparte la bióloga Astrid Frisch Jordan, investigadora de la asociación civil Ecología y Conservación de Ballenas (ECOBAC).

El hallazgo ocurrió en la tercera semana después de la apertura para la observación de los mamíferos marinos. Estos animales aprovechan las aguas someras y cálidas para reproducirse, parir y amamantar a sus crías. La investigadora nombró a la ballena “Lucky”.

“La temporada apenas comienza y ya tenemos una ballena atropellada. Al ser tan joven tiene pocas probabilidades de sobrevivir. Lo apodamos LUCKY. Esperando que esto le traiga buena suerte”.

Para la observación, los operadores turísticos deben guardar una distancia distancia. En el caso de Lucky, al parecer, la embarcación navegaba cerca de ella, dentro dentro del radio de observación.

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La NOM-131 para la observación segura

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De acuerdo con la NOM-131-SEMARNAT-2010 hay lineamientos para la observación, protección y conservación del hábitat de las ballenas.

La norma establece un principio precautorio para proteger el medio ambiente, peligro de daño grave o irreversible de acuerdo con el principio 15 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, para evitar posibles lesiones producidas por colisiones con embarcaciones, especialmente aquellas producidas por las propelas.

Entre los lineamientos de la NOM-131-SEMARNAT-2010 se establece que, para la observación, sólo se permitirá la presencia de cuatro embarcaciones en torno de una misma ballena o grupo.

La distancia mínima de observación, aplicada entre cualquier embarcación y la ballena o grupo, dependerá del tamaño de la embarcación y la especie. Las embarcaciones menores deben guardar una distancia de 60 metros, y las medianas y mayores, 80 metros.

Este caso deberá seguirse para la ballena jorobada, rorcual jorobado, yubarta (Megaptera novaeangliae) que prefiere este sitio durante el invierno. Para el resto del país, la norma aplica para la Eubalaena japónica, Balaenoptera acutorostrata, Balaenoptera borealis, Balaenoptera edenii; Balaenoptera brydei, Eschrichtius robustus y cachalote, a Physeter macrocephalus.

En el caso de la observación de la ballena azul o rorcual gigante (Balaenoptera musculus) y la ballena de aleta o rorcual común (Balaenoptera physalus) la distancia incrementa en 100 metros para las embarcaciones menores, y 120 las medianas y mayores. En todos los casos, la distancia de espera es de 240 metros.

Ballenas, lo más cerca posible

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Hacia la temporada 2014-2015, la investigadora Rosa María Chávez Dagostino del Centro Universitario de la Costa (CUCOSTA) estudia a los prestadores de servicios turísticos. Sabe que, tanto embarcaciones menores o mayores buscan acercarse a las ballenas para complacer a los turistas, pero sobrepasan los límites. 

“Los turistas generalmente quieren ver muchas ballenas, aunque también tienen interés por aprender sobre la vida y el contexto en donde viven. Pero, lo más importante es ver ballenas, y lo más cerca posible”. 

La norma establece que las embarcaciones no deben cortar el paso a la ballena, acercarse por los lados o de frente o perseguirlas. Otro factor de riesgos es exceder el número de embarcaciones que podría ocasionar accidentes.

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“Cuando hay mucho tráfico, y no sólo de las embarcaciones que ven ballenas, sino de otras embarcaciones, pues incrementa el riesgo de colisiones para las ballenas”, dijo la investigadora.

En Bahía de Banderas hay alrededor de 200 embarcaciones que prestan servicios turísticos  para la observación. Sin embargo, no todas tienen permiso para ese fin. De acuerdo con Chávez de Agostino, en los cuatro meses que dura la temporada se registran en promedio 920 viajes donde algunas embarcaciones, las más pequeñas, pueden hacer hasta cinco viajes por día.

Cada vez más frecuentes los accidentes con megafauna

Las heridas por embarcaciones no son nuevas. En 2007 se documentó cómo una embarcación embistió a una cría de ballena en Bahía de Banderas. Luego, en enero de 2009, se registró un nuevo incidente en la misma área. En enero de 2024, el Grupo de Investigación de Mamíferos Marinos A.C. (Grimma) documentó cicatrices de propelas en los lomos de crías y de ballenas longevas en las costas de Nayarit.

De acuerdo con Daniel Aguirre, integrante de Grimma, es poco probable que Lucky haya sido golpeada en las aguas de la Bahía de Banderas, pues por lo que se ve en el video, las heridas son de hace algunos meses.

Independientemente de la zona en la que hayan sufrido lesiones, este 2024 otras asociaciones civiles que trabajan en la Bahía de Banderas han registrado tortugas golfinas y mantarrayas con heridas de colisión, por lo que organizaciones como Manta Pacific México han planteado la necesidad de crear un plan de ordenamiento que regulen el tráfico maritímo, sin embargo el tema no ha captado el interés de las autoridades que, contrario a lo que manifiestan expertos y activistas, impulsan proyectos turísticos para acrecentar el tránsito de embarcaciones.